En medio de la amenaza ecológica y su incertidumbre, gran parte del mundo ha decidido que la humanidad necesita un cambio. Recientemente, las Naciones Unidas han establecido una fecha límite para que todos los países que pertenecen a la organización minimicen su producción de combustibles fósiles.
Los gobiernos, las ciudades y las personas de todo el mundo están buscando formas innovadoras de alcanzar este objetivo establecido por la ONU. Barcelona (afortunadamente) es uno de esos lugares que intentan mejorar su situación y el medio ambiente que les rodea a través de formas como la movilidad sostenible.
El impacto de las superilles
Como ciudad, Barcelona se ha centrado en mejorar sus medios de transporte y en depender menos de los combustibles fósiles como la gasolina para los desplazamientos. Un ejemplo importante de esto viene con “Superilles” o Supermanzanas diseñados por la Agencia d’Ecologia Urbana de Barcelona. Las Superilles son 9 zonas de Barcelona donde se corta todo el tráfico de vehículos, dentro de las cuales solo pueden entrar los coches que tengan un origen o final en algún punto de su interior.El propósito es cambiar el centro de atención en los espacios públicos de los automóviles al tráfico peatonal, haciendo que los viajes a pie y en bicicleta sean más cómodos y prioritarios. A pesar de la hostilidad inicial de ciertos vecindarios, según un artículo de City Lab, Superilles parece estar logrando lo que se han propuesto hacer. Desde que se construyó la primera Superilla en Gracia en 2007, los desplazamiento a pie por el barrio han aumentado un 10%, ir en bicicleta un 30% y en cambio la conducción de automóviles ha disminuido en un 26%. Inconveniente o no, esta Superilla solo ha producido números positivos en la reducción de la contaminación dentro de la ciudad y está logrando una mayor movilidad sostenible.
Crece la demanda de las motos eléctricas
Otra forma importante en la que Barcelona, de manera inconsciente, ha incrementado sus esfuerzos, es en el reciente auge (locura absoluta) de las compañías de alquiler de motos eléctricas. En los últimos seis meses, la cantidad de compañías de motosharing de scooters ha aumentado un 38% a nivel mundial. Y la gente de Barcelona no es una excepción a esta regla.
Los barceloneses también están empezando a ver la facilidad y comodidad que conlleva el alquiler de motos eléctricas; y que es bueno para ellos porque en realidad de esta manera están reduciendo drásticamente su huella de carbono. En promedio, una persona podrá viajar durante todo el día con una sola carga. En comparación con los gases de escape de los automóviles de gasolina, la producción de dióxido de carbono (uno de los principales contaminantes en Barcelona) de un scooter eléctrico es, en el mejor de los casos, insignificante en el impacto para la movilidad sostenible.
Tenemos una tarea difícil por delante como sociedad, pero innovaciones como estas (dado que las personas están dispuestas a participar en ellas) nos acercarán mucho más a trabajar por mejorar nuestro planeta, algo que hasta ahora hemos tratado de ignorar.